Corea del Norte ha expresado su rechazo al despliegue de bombarderos estratégicos B-1B de Estados Unidos sobre la península coreana, al que ha calificado como una amenaza directa a su seguridad nacional.
En un comunicado difundido el jueves 17 por el Ministerio de Defensa norcoreano, el régimen denunció que la presencia de estos bombarderos contribuye a aumentar la tensión en la región y advirtió que no tolerará ningún tipo de provocación, por insignificante que sea.
Según Pyongyang, el envío constante de submarinos nucleares, bombarderos, portaaviones y otros activos estratégicos estadounidenses a la península se ha convertido en una práctica habitual, más allá de una respuesta puntual de emergencia. El Gobierno norcoreano alertó además de que estas operaciones podrían acarrear graves consecuencias, llegando incluso a poner en riesgo la propia seguridad de Washington.
Los bombarderos B-1B sobrevolaron el espacio aéreo internacional cercano a la península el pasado 15 de enero, coincidiendo con unas maniobras conjuntas entre Corea del Sur, EEUU y Japón, así como el 20 de febrero. En ambas ocasiones, Corea del Norte ya había elevado protestas similares. Las nuevas críticas se interpretan como una respuesta directa al inicio de un nuevo ejercicio militar entre las fuerzas surcoreanas y estadounidenses el jueves 17.