El primer ministro de Japón, Shigeru Ishiba, envió el lunes 21 una ofrenda ritual al polémico santuario sintoísta de Yasukuni, donde se honra, entre otros, a varios criminales de guerra de clase A de la Segunda Guerra Mundial. El gesto se realizó a título personal y no en calidad oficial como jefe del Gobierno japonés.
La ofrenda conmemora el inicio del festival de primavera del santuario, que se celebra hasta el miércoles 23. Sin embargo, Ishiba no tiene previsto visitar el recinto de forma presencial durante el transcurso del evento, en un intento por evitar tensiones diplomáticas en la región. Según informó la agencia de noticias Kyodo, la decisión responde a la sensibilidad que genera Yasukuni fuera del país. Tanto China como Corea han criticado reiteradamente la vinculación de figuras políticas japonesas con este lugar de culto.
El santuario de Yasukuni alberga las tabletas espirituales de unos 2,5 millones de personas que murieron en las numerosas guerras libradas por Japón desde la Restauración Meiji (1868). La mayoría son soldados caídos en combate durante la Guerra del Pacífico, también conocida como la Gran Guerra de Asia Oriental. Entre los consagrados se encuentran también criminales de guerra de clase A, incluido el exprimer ministro Hideki Tojo, ejecutado tras ser condenado por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente.