Las compañías coreanas están desplegando distintas estrategias de supervivencia mientras la política arancelaria de Estados Unidos empieza a tener un impacto tangible en la economía. En un contexto de constante incertidumbre, algunas empresas han optado por adoptar una actitud expectante, a la espera de posibles cambios en la situación, mientras otras han puesto en marcha planes alternativos.
Hyundai Motor, por ejemplo, ha decidido para el segundo trimestre de este año "aguantar" con sus existencias en el mercado estadounidense, limitando en la medida de lo posible nuevas exportaciones, a pesar de haber registrado entre enero y marzo el mejor resultado trimestral de su historia. Una estrategia similar han adoptado otros grandes conglomerados, como Samsung y LG, que buscan ganar tiempo aprovechando sus fábricas ya instaladas en EEUU. Paralelamente, estos grupos estudian medidas a largo plazo, como el aumento del precio de sus productos distribuidos en el país o la reubicación de plantas de producción, con el objetivo de mitigar el impacto de los elevados aranceles.
En el sector siderúrgico, POSCO e Hyundai Steel han acordado establecer de forma conjunta una nueva acerería en territorio estadounidense, además de reforzar sus inversiones en terceros países, como India. Esta decisión busca ofrecer una respuesta al conflicto entre China, que ha restringido sus exportaciones de minerales, y EEUU, cuyo Gobierno intenta aislar a Beijing en el ámbito comercial.