El Instituto Coreano de Políticas Económicas Internacionales (KIEP) ha vaticinado que la economía mundial crecerá un 2,7% en 2025, lo que supone una rebaja de tres décimas respecto a su estimación anterior. Esta revisión a la baja se atribuye a la persistencia de factores de incertidumbre, como los aranceles impuestos por Estados Unidos, la guerra comercial y la volatilidad de las políticas cambiarias en distintos países.

Este es el pronóstico más pesimista emitido por el organismo desde el año 2000, excluyendo los periodos excepcionales marcados por la explosión de la burbuja puntocom, la crisis financiera internacional o la pandemia de COVID-19.

El KIEP describe la coyuntura actual como una etapa de "cambios drásticos en el comercio internacional" y advierte de que la economía global se encuentra "a la deriva". Según su análisis, el endurecimiento de medidas arancelarias y las crecientes rivalidades entre las principales potencias están limitando el dinamismo del comercio exterior y debilitando la confianza de los inversores. Entre las naciones más vulnerables se encuentran, además de EEUU, aquellos con una fuerte dependencia de las exportaciones y una elevada exposición a variables externas.

El instituto también identifica otros riesgos que podrían aumentar la inseguridad, como la amenaza persistente de inflación, las políticas monetarias irregulares y la inestabilidad de los mercados financieros.

En relación con Corea, el informe señala que el país afronta importantes desafíos macroeconómicos y estructurales. Entre ellos, destacan el envejecimiento de la población, la ralentización de las inversiones y la caída del consumo internacional, aspectos que podrían afectar negativamente a la demanda interna.