El Gobierno aplicará a partir de julio una tasa de interés de prueba de estrés del 1,5% en el cálculo del ratio de cobertura del servicio de la deuda (RCSD), conforme al calendario establecido por las autoridades financieras para implementar esta medida, destinada a evaluar con mayor precisión la capacidad de pago de los prestatarios.
El calendario fue diseñado para evitar una caída abrupta en la cantidad que los solicitantes pueden obtener en concepto de préstamo, tras la introducción de esta tasa ficticia, que suele situarse por encima de la tasa real del préstamo. Esta herramienta permite valorar la capacidad del deudor para hacer frente a un posible incremento significativo de los tipos de interés.
De acuerdo con este plan, en febrero de 2024 se comenzó a aplicar un tipo de interés de prueba del 0,38% en el cálculo del RCSD, porcentaje que se incrementó al 0,75% en septiembre del mismo año. El aumento previsto para julio supone, por tanto, el segundo ajuste al alza. Asimismo, se ampliará la aplicación de esta prueba de estrés a todos los particulares, tanto en créditos personales como hipotecarios.
El objetivo de esta medida es garantizar que los préstamos concedidos sigan siendo viables incluso en escenarios económicos adversos, en los que los tipos de interés puedan subir considerablemente. En definitiva, se trata de verificar que el prestatario podrá seguir cumpliendo con sus obligaciones de pago bajo condiciones más estrictas.