El Gobierno ha solicitado a Estados Unidos que excluya a sus empresas de las nuevas tasas portuarias que la Casa Blanca planea aplicar a los barcos transportadores de automóviles construidos en el extranjero.
La petición se formalizó en una carta conjunta enviada el viernes 4 por el Ministerio de Comercio, Industria y Energía y el Ministerio de Océanos y Pesca a la Oficina del Representante Comercial de EEUU.
Estos gravámenes fueron anunciados por Washington el 17 de abril como parte de un paquete de medidas destinadas a reforzar la industria naval nacional y frenar el crecimiento de la influencia de Beijing en los sectores de construcción de buques y transporte marítimo. Según lo previsto, las tarifas entrarán en vigor el próximo 14 de octubre y, en principio, se aplicarán a barcos operados por compañías chinas o construidos en China.
Sin embargo, en el caso específico de los navíos dedicados al transporte de vehículos, la Oficina no ha precisado si las tasas se limitarán exclusivamente a las embarcaciones chinas, lo que ha generado preocupación en Seúl ante la posibilidad de que las iniciativas afecten a transportistas de otras nacionalidades.
De concretarse esta ampliación, compañías coreanas como Hyundai y Kia —principales exportadoras de automóviles al mercado estadounidense—, así como Hyundai Glovis, especializada en el transporte marítimo de vehículos, podrían afrontar un aumento significativo de sus costes logísticos.
En su misiva, el Ejecutivo advirtió de que la aplicación indiscriminada de estos gravámenes podría perjudicar tanto a las industrias de Corea del Sur como a las de EEUU, al tiempo que contravendría el espíritu de cooperación y beneficio mutuo que caracteriza las relaciones bilaterales. Por ello, solicitó a la Administración estadounidense a que las disposiciones se apliquen de forma selectiva, conforme al propósito original, sin afectar a los socios comerciales que no forman parte del conflicto estratégico con China.