Un avión de transporte de la Fuerza Aérea penetró a mediados de julio en la zona de identificación de defensa aérea de Japón (JADIZ), lo que motivó el despegue inmediato de cazas F-15J de las Fuerzas de Autodefensa japonesas.

El incidente se produjo el 13 de julio, cuando la aeronave surcoreana, un C-130, se vio obligada a aterrizar de emergencia en la base estadounidense de Kadena, en la prefectura de Okinawa, debido a las condiciones meteorológicas adversas.

El aparato había partido del aeropuerto militar de Seúl con destino a Guam para participar en un ejercicio de asistencia humanitaria. Sin embargo, el empeoramiento del tiempo activó un plan de contingencia que contemplaba el aterrizaje en Kadena, sin que se informara previamente ni a Japón ni a las autoridades de Estados Unidos.

El Ministerio de Defensa surcoreano anunció el viernes 25 la apertura de una investigación para determinar si se produjeron fallos o negligencias por parte de la Fuerza Aérea en la gestión del suceso.

Por su parte, el Gobierno japonés expresó su malestar. En una rueda de prensa celebrada el mismo día, el secretario jefe del Gabinete, Yoshimasa Hayashi, calificó el incidente de "lamentable" y confirmó que Tokio ha solicitado a Seúl la adopción de medidas para evitar que hechos similares se repitan. No obstante, subrayó que Corea del Sur sigue siendo un socio estratégico y que Japón desea mantener una cooperación estrecha para gestionar adecuadamente situaciones de este tipo en el futuro.