El presidente Lee Jae Myung concluyó el martes 26 (hora local) una intensa agenda en Estados Unidos que incluyó su primera cumbre con el mandatario estadounidense, Donald Trump, y emprendió el regreso a Corea del Sur desde el aeropuerto de la ciudad de Filadelfia.
El encuentro evitó los asuntos más conflictivos y subrayó la solidez de la alianza. Aunque existían dudas sobre posibles fricciones, el desarrollo sin incidentes de la primera reunión entre ambos dirigentes fue interpretado por numerosos observadores como un resultado positivo en sí mismo.
Durante la cita, Lee destacó el valor estratégico de la colaboración en materia de seguridad y reiteró la importancia de reactivar las conversaciones entre EEUU y Corea del Norte. Trump, por su parte, manifestó su disposición a mantener un eventual encuentro con el líder norcoreano, Kim Jong Un, antes de fin de año. También dejó abierta la posibilidad de asistir a la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que tendrá lugar en octubre en el municipio surcoreano de Gyeongju.
Pese al tono cordial, varios analistas señalaron que los temas más sensibles de la relación bilateral quedaron fuera de la agenda y podrían resurgir en futuras negociaciones. Entre ellos figuran la apertura de los mercados surcoreanos de arroz y carne de vacuno, las demandas de mayores inversiones directas en EEUU, la modernización de la alianza y la ampliación de la flexibilidad estratégica de las tropas estadounidenses estacionadas en la península.
Por otra parte, la reanudación del diálogo entre Washington y Pyongyang afronta todavía serios obstáculos. La ausencia de señales claras por parte de Corea del Norte y China, así como la creciente colaboración entre el régimen norcoreano y Rusia, aparecen como factores determinantes que podrían condicionar cualquier avance en el proceso de paz.