La comunidad coreana en Estados Unidos vive con creciente preocupación tras una nueva redada del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). En esta ocasión, la operación se llevó a cabo en el barrio coreano de Los Ángeles, conocido como Koreatown, menos de una semana después de otra intervención en el estado de Georgia que terminó con la detención de unas 300 personas de nacionalidad surcoreana.
Según informaron el lunes 8 (hora local) las autoridades municipales y medios locales, agentes de inmigración irrumpieron sin previo aviso en un establecimiento de lavado de coches y arrestaron a cinco trabajadores indocumentados. Aunque ninguno de los afectados es de origen coreano, la acción de unos diez agentes armados generó alarma tanto entre los presentes como en la comunidad vecina.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, emitió de inmediato un comunicado en el que expresó su profunda preocupación por los recientes acontecimientos y por el hecho de que la redada se produjera en un negocio muy conocido y frecuentado por los residentes de Koreatown. Bass advirtió de que operaciones de este tipo pueden alterar gravemente la vida cotidiana de los ciudadanos, y subrayó que las comunidades inmigrantes son un pilar fundamental de la ciudad y tienen derecho a vivir en un entorno seguro.
De este modo, la regidora alzó la voz contra la Administración del presidente Donald Trump y lanzó un firme llamamiento para frenar lo que calificó de ofensiva migratoria.