Corea del Sur y Estados Unidos han iniciado reuniones a nivel técnico para negociar los detalles aún pendientes del acuerdo comercial firmado el 30 de julio. El pacto establece un marco general en materia de comercio y aranceles entre ambos países, pero varios puntos quedaron sujetos a conversaciones posteriores.
Está previsto que los equipos de trabajo de Seúl y Washington centren estas sesiones en precisar los términos de las inversiones que las empresas surcoreanas se comprometieron a realizar en EEUU, a cambio de la reducción de los aranceles generales del 25% al 15%. También se abordarán cuestiones como el control sanitario y fitosanitario de los productos agropecuarios, así como las barreras comerciales no arancelarias.
Por el momento, las negociaciones más complejas giran en torno a las inversiones. Corea ha propuesto un paquete valorado en 150.000 millones de dólares para el sector de la construcción naval y 200.000 millones para la industria de semiconductores y otras áreas estratégicas.
No obstante, su planteamiento contempla que solo un 5% corresponda a inversión directa, mientras que el resto se canalizaría de manera indirecta mediante créditos, programas de garantía u otros mecanismos de apoyo a proyectos. La Casa Blanca, en cambio, insiste en que las compañías surcoreanas inviertan en sectores designados específicamente por la Administración estadounidense y que lo hagan con participación accionarial.
En cuanto al mercado agrícola, uno de los más sensibles para la economía surcoreana, ambos países ya se comprometieron a reforzar la cooperación en la inspección de importaciones de frutas y verduras. Pese a ello, EEUU mantiene la presión sobre Corea para que flexibilice cuanto antes sus controles fitosanitarios.