Al agudizarse el problema de la contaminación atmosférica, el Gobierno ha decidido cambiar los objetivos medioambientales para reducir más de lo previsto el uso de centrales térmicas de carbón para abastecer el sistema nacional de energía.
Así, la generación térmica a base de carbón, que emite gran volumen de gases de efecto invernadero y de partículas en suspensión, se reemplazará en gran medida por la producción a base de energías renovables, como gas natural licuado.
El objetivo es cambiar el esquema nacional, en base a datos de 2017, para disminuir la proporción de uso de energía nuclear del 30,3% al 23,9% y la generación térmica mediante carbón del 45,4% al 36,1%; al tiempo de aumentar el uso de generación eléctrica mediante gas natural licuado del 16,9% al 18,8% y de otras fuentes de energía renovable del 6,2% al 20%, hasta el año 2030.