Mientras faltan unos diez días para la cumbre con el dirigente norcoreano Kim Jong Un, el presidente estadounidense, Donald Trump, muestra gran optimismo de que la reunión sea un éxito, aún insistiendo en que no es necesario apresurarse y que espera que Pyongyang no efectúe ensayos nucleares y balísticos.
Trump declaró al respecto, el viernes 15, que muchos logros hubo en la primera cumbre entre él y Kim Jong Un, acallando el escepticismo que prevalece dentro del círculo político de Washington sobre los resultados de ese encuentro. Destacó que Corea del Norte ya no realiza pruebas nucleares ni lanza misiles y que los restos de los soldados estadounidenses fallecidos durante la Guerra de Corea fueron repatriados tras ese primer encuentro, y que esta vez la reunión con el líder norcoreano será igual de exitosa.
Sin embargo, afirmó que no hay por qué apresurarse y enfatizó que todavía nada ha cambiado, incluso las sanciones se mantienen. Agregó que en todo este proceso coopera estrechamente con Corea del Sur y Japón y, además, cuenta con la colaboración de China y de Rusia, refiriéndose indirectamente a cómo estos países respondieron, aunque sea selectivamente, a la petición de apoyar a las sanciones internacionales contra Pyongyang.