Se prevé que los presupuestos generales del Estado superarán en 2020 los 500 billones de wones y la deuda nacional los 780 billones de wones, con lo que la tasa de este pasivo frente al producto interior bruto de Corea del Sur sobrepasará por primera vez en la historia el 40%. 

Este pronóstico se desprende de la orientación que el Gobierno decidió dar a sus políticas fiscales la semana pasada, al enfatizar la urgencia de efectuar gastos más activos. 

Un dato a tener en cuenta, en este contexto, es el presupuesto complementario que el Ejecutivo presentó en abril al Legislativo, con el que los ingresos y los gastos del Gobierno de este año ascienden respectivamente a 476,4 billones y 476,3 billones de wones. Los ingresos son superiores en apenas unos 100.000 millones de wones a los gastos, por lo que es deducible que en 2020 el Estado surcoreano gestionará un presupuesto deficitario. En otras palabras, el Gobierno deberá endeudarse para cubrir el descubierto y, de hecho, se estima que la relación entre deuda pública y PIB alcanzará el 39,5% este año y que en 2020 esta tasa subirá por primera vez en la historia a por encima del 40%, hasta marcar el 40,3%. 

Al respecto, una fuente del Ejecutivo ha comentado que en un ambiente de descenso de los índices de crecimiento, por lo general disminuyen también los ingresos fiscales. Ha anticipado así que el Gobierno entregará al Parlamento en septiembre un plan de gestión fiscal a medio plazo -hasta para el año 2023- reflejando todos los posibles factores que podrían influir en sus políticas fiscales, como tasas de crecimiento económico, previsiones sobre ingresos y gastos fiscales, ayudas al cuidado infantil y programas de descentralización financiera.