El Gobierno está abocado a dar a conocer internacionalmente lo injustas que son las restricciones comerciales de Japón contra Corea del Sur, y como parte de esta campaña ha expuesto su postura sobre tales medidas ante estados-miembro del G7.
Francia e Italia, que este año asumen la presidencia rotativa del G7, fueron los dos primeros países en los que altos funcionarios de Seúl transmitieron cómo la exclusión de Corea del Sur de la lista blanca de países fiables de Japón constituye una represalia tomada por el gabinete de Tokio a los dictámenes contra empresas niponas que cometieron explotación laboral durante el periodo colonial.
Esta acción tiene por objeto adelantarse a Japón, que forma parte del G7 y puede por ende aprovechar las reuniones de ese grupo de naciones para abogar por las medidas que adoptó para limitar las exportaciones de bienes estratégicos a Corea del Sur.
En efecto, Francia organizará entre el 24 y el 26 de agosto una cumbre del G7 en la ciudad de Biarritz y se prevé que el primer ministro japonés Shinzo Abe asistirá a esa reunión.