Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de países integrantes del G20 mantuvieron una reunión por videoconferencia el 31 de marzo y acordaron establecer un plan de acción contra el COVID-19 antes del 15 de abril, fecha programada para su próxima reunión.
Se estima que dicho plan incluirá medidas para rebajar la vulnerabilidad de la deuda en países de bajos ingresos, y también para ofrecer apoyo financiero a naciones emergentes. Así, el G20 cooperará con el Fondo Monetario Internacional, con el Banco Mundial y con el Comité de Estabilidad Financiera, creado tras la crisis financiera global de 2008.
La Reserva Federal de Estados Unidos, por su parte, presentó un programa para aumentar la liquidez de dólares en el mercado. En concreto, adelantó que activará un organismo de crédito provisional para autorizar la compraventa de bonos con pacto de compra, de cara a respaldar el normal funcionamiento del mercado financiero, incluyendo el de bonos estatales de Estados Unidos.
Ese organismo, que estará activo durante seis meses, facilitará préstamos en divisas a los bancos centrales de otros países, tomando como garantía los bonos estatales estadounidense de esas naciones, transacción que servirá para aumentar la liquidez en dólares de esas entidades.
En este panorama, el banco de inversiones Goldman Sachs vaticina que el coronavirus llevará a la economía estadounidense a una severa contracción, aunque prevé un fuerte repunte para el segundo semestre de 2020, siempre que sea resuelto el problema del desempleo, pues en base a las estimaciones aumentará hasta un 15%.