Todos aquellos que lleguen a Corea del Sur desde otros países, bien surcoreanos o de cualquier nacionalidad, deberán desde el 1 de abril observar dos semanas de aislamiento obligatorio, salvo aquellos en viajes de corta estancia con fines públicos o diplomáticos.
En principio, deberán permanecer en aislamiento domiciliario pero si carecen de alojamiento, deberán usar las instalaciones de cuarentena habilitadas por las autoridades sanitarias centrales o regionales, y abonar los gastos relacionados.
Quienes incumplan la norma se enfrentarán a penas de hasta un año de prisión o multas de hasta 10 millones de wones, mientras que los extranjeros podrán ser expulsados del país o directamente ser vetada su entrada a Corea.