El Banco de Corea decidió el jueves 9 no variar el tipo de referencia. De este modo, las tasas de interés se mantendrán en el 0,75% anual, mínimo histórico tras la rebaja de 0,5 puntos efectuada en marzo. 

Se trata de una decisión ya anticipada por el mercado, la cual refleja la postura de las autoridades monetarias de esperar a que cristalicen los efectos de las diversas políticas expansivas adoptadas recientemente, como la compra ilimitada de bonos. 

En este ambiente, el banco central valorará si flexibilizar aún más las políticas monetarias, según evolucione la pandemia del coronavirus y su impacto en la economía y el mercado financiero. 

Respecto a la previsión de crecimiento económico, el Banco de Corea no descartó una nueva revisión a la baja, al pronosticar que el producto interior bruto aumentará menos del 2,1% vaticinado en principio, pues hay muchos factores de incertidumbre que dificultan una previsión optimista. 

Esta perspectiva refleja la fuerte desaceleración de la economía surcoreana ante la propagación del COVID-19, que llega acompañada de una severa contracción del consumo, el retroceso de las inversiones en construcciones y una caída de las exportaciones.