Corea y Japón protagonizaron el miércoles 24 un feroz debate en el Consejo de los Derechos humanos de Naciones Unidas, sobre la explotación sexual a cargo del Ejército nipón contra las mujeres de sus colonias durante la Segunda Guerra Mundial.
La contienda comenzó al refutar Japón el discurso ofrecido por Corea el día previo, catalogando el problema de las víctimas de la esclavitud sexual como un tema universal sobre derechos humanos.
Concretamente, la Representación de Japón en Ginebra, ciudad sede del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, declaró que su país rechaza el discurso de Corea del 23 de febrero y aludió al acuerdo intergubernamental de 2015 sobre indemnizaciones a víctimas de explotación sexual. Alegó que conforme a ese pacto, Tokio entregó 1.000 millones de yenes a Seúl, al tiempo de acordar ambas partes no elevar críticas mutuas al respecto en la esfera internacional.
Sin embargo, la Representación de Corea del Sur en Ginebra refutó que todos los puntos señalados por el país vecino, además de reiterar una vez más que la explotación sexual cometida por Japón es un crimen contra la mujer en tiempos de guerra y una clara violación de los derechos humanos, y por tanto un problema universal.
En cuanto al acuerdo intergubernamental de 2015, la representación surcoreana reconoció su validez y afirmó que no hará reclamaciones adicionales a nivel gubernamental, aunque recordó que el Estado no puede obligar a los particulares, ni mucho menos a quienes sufrieron directamente el agravio, que dejen de criticar o exigir reparaciones de daños a cuenta personal.