Según divulgó el diario The Washington Post el día 9 (hora local), la política de encierro adoptada por Corea del Norte a raíz de la pandemia del COVID-19 ha derivado en una mayor dificultad de acceso a datos internos norcoreanos por parte de las autoridades de Washington y organizaciones de derechos humanos.
A fin de bloquear la entrada del virus a su territorio, el régimen norcoreano ha desplegado estrictas medidas de seguridad cerrando todas sus fronteras, incluso la que da con China, su mayor socio comercial, además de emitir órdenes de disparo contra cualquier intruso, sean personas o animales.
Estas medidas extremas, sumadas a la falta de alimentos y productos médicos, han llevado a los diplomáticos, periodistas y empresarios extranjeros a abandonar el país.
Según The Washington Post, las autoridades de Pyongyang también han reforzado el control sobre el uso ilegal de teléfonos móviles, dificultando aún más la comunicación de los periodistas con el mundo exterior, medidas que según el periódico también repercute en las políticas de Washington al bloquear el acceso a informaciones internas de Corea del Norte.