El primer ministro japonés Fumio Kishida envió una ofrenda al santuario sintoísta Yasukuni, en cuyo Libro de las Ánimas figuran varios criminales de guerra de primer orden, en menos de un mes desde su llegada al poder. La ofrenda fue enviada con una tablilla de madera con su nombre y el nuevo cargo que ejerce, de Primer Ministro del Gabinete.

Considerando que previamente Kishida nunca envió ofrendas a dicho templo, ni acudió allí para rendir homenaje, se entiende que su conducta sigue la de sus predecesores, Yoshihide Suga y Shinzo Abe. Este último fue en persona a Yasukuni en 2013 mientras ejercía como premier, gesto que fue fuertemente criticado por países vecinos, como Corea y China. 

Internamente, se analiza que la ofrenda de Kishida busca reagrupar a la derecha y obtener votos conservadores, de cara a las elecciones de la cámara baja del Parlamento japonés, a celebrarse a finales de octubre.