El ministro de Exteriores Park Jin y su homólogo estadounidense, el secretario de Estado Tony Blinken, mantuvieron el miércoles 25 una comunicación telefónica y conversaron sobre los misiles balísticos lanzados por el régimen de Kim Jong Un ese mismo día.
Ambos funcionarios condenaron esta nueva actividad armamentística, al considerar que amenaza seriamente la paz y la seguridad de la península coreana y del resto del mundo. Ante esta nueva provocación, Seúl y Washington seguirán reforzando el sistema de defensa combinada y Corea del Norte quedará cada vez más aislado.
Calificaron como deplorable que Pyongyang insista en su ambición nuclear y en desarrollar armas y misiles, mientras su población sufre dificultades económicas a las que ahora se añade la pandemia del coronavirus. En esta línea, enfatizaron la necesidad de una acción coordinada de la sociedad global, además de cooperar estrechamente para que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas apruebe otra resolución con nuevas sanciones contra Corea del Norte.
Queda por ver si el Consejo de Seguridad de la ONU adoptará una nueva resolución con sanciones adicionales contra Corea del Norte, como recortar las exportaciones de petróleo a ese país a la mitad del volumen actual, hasta dos millones de barriles anuales.