Oficialismo y oposición han mostrado reacciones contrapuestas a la cumbre entre el presidente Yoon Suk Yeol y el primer ministro japonés Fumio Kishida, que duró unos 30 minutos. 

El oficialista Poder del Pueblo la considera un primer paso hacia la normalización de las relaciones bilaterales, más tensionadas durante el mandato de Moon Jae In, y como prueba aludea a la reanudación de los vuelos directos entre Gimpo y Haneda, a la supresión del aislamiento preventivo por covid-19 a viajeros surcoreanos y la exención mutua de visado. 

También asegura que continuarán esforzándose por llevar la alianza Seúl-Tokio al nivel de la época de Kim Dae Jung y Obuchi, tal como aspira el presidente Yoon Suk Yeol. 
 
En cambio The Minjoo, el principal opositor, tildó la cumbre entre Yoon y Kishida como de "humillante", reprochando que hasta carecía de agenda sobre los temas a tratar. 

También criticó la falta de avances en problemas del pasado, como la explotación laboral durante el colonialismo, y se refirió a la cumbre como "un encuentro humillante de 30 minutos concretado ante los ruegos unitalerales de Seúl, donde faltó hasta la bandera de Corea del Sur".