Por primera vez en 2 años y 9 meses, los mandatarios de Corea del Sur y Japón celebraron una cumbre en el marco de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. 

El encuentro se llevó a cabo de forma simplificada - durante unos 30 minutos y sin un orden del día- en el mismo edificio donde tuvo lugar un acto al que asistió el primer ministro japonés Fumio Kishida. 

Según explican desde Presidencia, ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de resolver lo antes posible los problemas del pasado para mejorar las relaciones bilaterales entre ambos países. A tal efecto, acordaron agilizar y mantener el diálogo a nivel diplomático. 

Pero fue una propuesta teórica, sin entrar en detalles o acuerdos prácticos, y solo se comprometieron a esforzarse por hallar una solución viable al tema de la explotación laboral cometida por los japonés en la época colonial, sin siquiera esbozar posibles vías, aunque fuera a grandes rasgos, para resolver el problema. 

Pese a todo, Presidencia asegura que la cumbre ya supone en sí misma un gran primer paso para resolver los problemas pendientes entre ambos países, además de servir para ratificar la voluntad de Seúl y de Tokio de normalizar relaciones.