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En su informe anual sobre derechos humanos Estados Unidos destaca la grave situación en Corea del Norte, con especial enfásis en detenciones arbitrarias, tortura, asesinatos, trata de personas y trabajo infantil.
El Departamento de Estado estadounidense afirma que Pyongyang mantiene un fuerte control sobre su población y la sociedad en general mediante diversos mecanismos y entidades como el Ministerio de Seguridad Social, además de definir a Corea del Norte como un "estado autoritario controlado por los Kim".
El informe considera al régimen culpable de numerosos abusos como asesinatos arbitrarios por parte del régimen, desapariciones forzadas, torturas, trato cruel e inhumano, y castigos instrumentalizados.
Citando a desertores norcoreanos y grupos civiles pro derechos humanos, insiste en que la tortura y el maltrato persisten en Corea del Norte con prácticas inhumanas como palizas graves, descargas eléctricas o confinamiento de prisioneros en celdas angostas, entre otros.
Por otra parte, señala que las restricciones de viaje impuestas por la pandemia limitaron el turismo extranjero a Corea del Norte, al tiempo de reducir la salida de desertores del país, dificultando aún más el flujo de información.