Las primeras evaluaciones del viaje del presidente Moon Jae In a Alemania para la Cumbre del G20 destacan el éxito en sus primeros pasos en la esfera internacional de más alto nivel. Asimismo, predomina que retomó satisfactoriamente las actividades diplomáticas de Corea del Sur, interrumpidas durante casi un año por la situación política interna.
Durante su estancia en Alemania, el presidente Moon Jae In se esmeró al exponer la gravedad del problema nuclear y balístico de Corea del Norte, y logró el apoyo de los países vecinos para que Corea del Sur lidere los temas regionales.
Incluso, con Estados Unidos y Japón, emitió una declaración conjunta contra las amenazas nucleares, reafirmando así la cooperación tripartita entre Seúl, Washington y Tokio.
No obstante, queda como tarea pendiente persuadir a China y a Rusia. China en particular decidió permanecer al margen del debate sobre las provocaciones de Pyongyang, al afirmar que Corea del Norte "es un aliado de sangre".