Ante la propuesta del Departamento del Tesoro estadounidense de imponer un arancel del 53% a productos siderúrgicos de 12 países, las autoridades de Seúl trataron de persuadir a Washington de que excluyera los productos surcoreanos en base a la alianza existente entre ambas naciones, pero esas alegaciones no fueron aceptadas. 

Se estima que, frente a Corea del Sur, la Administración Trump prioriza la lógica económica sobre la alianza político-militar. No obstante, de la lista de países a los que Washington planea subir los aranceles en productos siderúrquicos, excluyeron aquéllos considerados aliados tradicionales de Estados Unidos -como Japón, Taiwán y Reino Unido- o vecinos, como México e incluso Canadá, el país que más exporta dichos bienes al mercado estadounidense. 

Al respecto, la opinión generalizada es que al establecer la barrera arancelaria contra productos surcoreanos, Estados Unidos analizó el proceso seguido por las empresas metalúrgicas de Corea, que importan hierro y acero de China, para reprocesarlos y exportarlos nuevamente.