Estados Unidos y China han vuelto a la carga con la imposición de aranceles bilaterales recríprocos.
Después de que Estados Unidos anunciara que impondría aranceles adicionales sobre productos chinos por valor de 200 mil millones de dólares, China ha contraatacado anunciando que aplicará un arancel de entre 5 y 10% a productos estadounidenses por valor de unos 60 mil millones de dólares. Ambos gravámenes entrarán en vigor a partir del día 24.
China advirtió asimismo que si Estados Unidos sube los aranceles al 25%, adoptará la misma medida contra los productos estadounidenses.
En tanto, se oscurece el futuro de la reunión de altos cargos de ambas naciones prevista para la próxima semana en Washington.
Trump elevó su tono de crítica hacia China al expresar que reconstruyó su país con dinero estadounidense y que Estados Unidos ha sido saqueado por dicho país. Asimismo, acusó a Beijing de intentar impactar activamente en las elecciones legislativas de noviembre, en respuesta a las sanciones comerciales.
Al mismo tiempo, Estados Unidos podría comenzar una guerra de divisas contra China y designar a dicho país el próximo mes como manipulador de divisas. El secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, se mostró muy confiado ante la batalla comercial con China, alegando que el volumen que Estados Unidos importa de China es cuatro veces superior a sus exportaciones a dicho país.