Siete piezas de pintura budista que regresaron al país 66 años después de ser llevadas al exterior durante la Guerra de Corea, fueron presentadas al público.
Se trata de las obras Yeongsan-hoesangdo y de la serie Siwangdo, que consta de seis pinturas, pertenecientes al templo Sinheung-sa en el monte Seorak. La primera mide cuatro metros de ancho por tres metros de largo, y muestra a Buda rodeado de ocho bodhisattvas, diez discípulos y varios dioses protectores. En tanto, las seis piezas de la serie Siwangdo presentan imágenes de diez reyes a cargo de enjuiciar a los muertos en el infierno.
Estas obras fueron llevadas arbitrariamente a Estados Unidos tras la Guerra de Corea y fueron restituidas hace poco, 66 años después.
Fechada en 1755, durante el gobierno del rey Yeongjo, Yeongsan-hoesangdo es considerada la pintura budista más antigua de la provincia de Gangwon, además de una de las obras que mejor expone las características del arte budista de las postrimerías de la Dinastía Joseon.
Después de desaparecer en tiempos de guerra, fue hallada hace catorce años en un museo de Los Ángeles, Estados Unidos, fragmentada en seis pedazos. A partir de entonces, y tras largas negociaciones para proceder a su restitución entre dicho museo y la Orden Budista Joggye, finalmente pudo regresar a su lugar de origen, el templo Sinheung-sa, en agosto de 2020.