Según la Agencia Central de Noticias norcoreana, a su paso por Corea del Norte el domingo 8, el tifón Lingling dejó al menos cinco muertos y tres heridos. 

El potente tifón causó daños en más de 460 hogares y en 458 ㎢ de tierras de cultivo, además de inundar o destruir unos 15 edificios.

Los vientos fuertes destruyeron varios paneles de techos y postes eléctricos en diversas regiones, incluyendo Pyongyang, las provincias de Hwanghae del Norte, Hwanghae del Sur y Hamgyeong del Sur, y también hubo hogares que reportaron cortes de electricidad.  

El domingo 8, la televisión estatal norteña reportó durante toda la jornada y sin demora sobre los daños causados por el tifón. 

Inusualmente, las autoridades norcoreanas emitieron una alerta de antemano y convocaron una reunión de emergencia, además de informar en tiempo real a los ciudadanos sobre los daños del desastre natural.

Los analistas explican que tras los desastres naturales experimentados en 1996, como la gran inundación, las autoridades norcoreanas reconocieron la gravedad del problema y activaron de inmediato un sistema de gestión de desastres, medidas muy distintas de antaño.

También analizan que estos esfuerzos del Norte tienen como objetivo reforzar la unidad del pueblo y fortalecer el régimen, destacando los resultados exitosos de la preparación exhaustiva y la pronta recuperación de la crisis.