Mientras empeora la situación en Myanmar, al aumentar el recuento de muertos y heridos por la violenta represión militar y policial de protestas ciudadanas contra el golpe de Estado, en Corea del Sur proliferan las campañas de apoyo y solidaridad hacia el pueblo birmano. 

En este contexto, cuatro monjes de la Orden Budista Jogye recorrieron hasta 6 km de la capital con reverencias budistas, junto con estudiantes birmanos y otros activistas desde la Embajada de Myanmar en Seúl hasta la oficina en Corea del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. 

Asimismo, Jeong Beom Rae, un surcoreano que vivió siete años en Myanmar, lleva más de un mes con una protesta unipersonal frente a la Embajada de ese país, y una ONG envía a los birmanos participantes en las protestas contra el golpe de Estado dinero para que puedan mantener el movimiento. Hasta la fecha, esa organización ha recibido donaciones de unas 700 personas, logrando enviar a Myanmar más de 70 millones de wones. 

El Gobierno surcoreano, en tanto, habilitó partir del lunes 15 un permiso de estancia especial por motivos humanitarios a birmanos en Corea cuyo permiso de residencia está a punto de expirar, además de prohibir la exportación a Myanmar de municiones o armas antidisturbios, como gas lacrimógeno, y suspender la cooperación tanto en formación de policías y soldados, como en proyectos de desarrollo.