En base a los cambios realizados en el sistema de atención médica por la propagación de la variante ómicron y el fuerte repunte de contagios, el seguimiento domiciliario queda reservado a los mayores de sesenta años y a grupos de alto riesgo.
Según explicó el Gobierno, con el actual volumen de personal sanitario, la medida permitirá atender a un máximo de 210.000 nuevos casos diarios.
En tanto, los positivos menores de sesenta, los asintomáticos y aquellos con síntomas leves seguirán tratamiento a distancia y sin vigilancia permanente, pudiendo asistir al consultorio de su barrio, en caso de necesitarlo.
También simplificarán las pautas de cuarentena, sin distinguir el calendario de aislamiento preventivo entre familiares que convivan juntos, y permitirán a los familiares de los contagiados realizar salidas indispensables, como para hacer compras básicas o a la farmacia.