Los indicadores de consumo y de inversión, que en junio aumentaron simultáneamente, volvieron a bajar en julio. En cambio, el índice general de producción industrial subió un 0,1% gracias al sector servicios y al de equipos y maquinaria, cuyo satisfactorio desempeño compensó la pérdida productiva de los semiconductores, sector que cayó más del 4%.
Ante este panorama, la mayor preocupación es el retroceso del consumo, reflejado en las ventas al por menor que bajaron por primera vez en cuatro meses, perdiendo un 6% entre junio y julio. Lo que más remitió fue el consumo de bienes duraderos, como automóviles y semi-duraderos, como prendas de vestir, que perdieron respectivamente más del 15% y más el 5%.
Este descenso se atribuye principalmente a que los hogares ya gastaron los subsidios por COVID-19 recibidos por el Gobierno central y los regionales en mayo y junio, así como al recorte del impuesto sobre consumos específicos sobre los automóviles, que disminuyó en julio.
También mermaron nuevamente las inversiones, en particular las realizadas en equipos de transporte, más de un 2%.
Sin embargo, dichos indicadores son previos a la segunda propagación masiva del COVID-19 en el país, detectada tras comenzar agosto, de ahí que actualmente se multiplica la inseguridad de los ciudadanos y la incertidumbre en la economía nacional.