Una tortuga boba fue hallada en la costa este de Corea del Sur.

El animal fue rescatado por pescadores locales en el extremo norte de dicho punto, mientras permanecía atascada en una red, a cuatro kilómetros de la localidad de Goseong, en la provincia de Gangwon. 

La tortuga boba se caracteriza por su caparazón de color marrón rojizo. Tiene una cabeza relativamente grande, dato que le ha llevado a recibir también el sobrenombre de "tortuga cabezona". El ejemplar rescatado en la costa surcoreana cuenta con unos 80 kilogramos de peso y posee un caparazón de más de 70 centímetros, por lo que estiman puede tratarse de una tortuga adulta, de entre treinta y cincuenta años. 

Designada como especie en peligro de extinción, la tortuga boba apenas puede verse en las costas surcoreanas, lo habitual es ver una al año en promedio, y menos en la costa noreste del país, donde hasta la fecha solo han hallado una tortuga boba en dos ocasiones. 

Expertos en fauna marina explican que es la frecuencia de hallazgos de tortugas en dicha zona del litoral surcoreano, relativamente más frío que otras áreas, es muy baja. Sin embargo, aunque resulta infrecuente, a veces algunos de estos animales llegan hasta ese punto.

Así, alegan la necesidad de ampliar los estudios sobre esos pocos casos hallados más al norte de su hábitat frecuente, así como analizar la correlación entre esos desplazamientos y el cambio climático. 

Incluida la tortuga boba, en las costas surcoreanas habitan cinco especies de tortugas marinas.