Un mes después del lanzamiento del cohete Nuri el Ministerio de Ciencia y TIC ha anunciado que el minisatélite Nextsat-2 que Corea puso en órbita gracias a ese vehículo espacial opera correctamente y mantiene una comunicación estable con la estación de control sobre la Tierra. 

Tras analizar el funcionamiento del satélite durante el último mes, el ministerio y los científicos a cargo confirmaron que todos los sistemas funcionan correctamente y anunciaron que cuando culminen las pruebas, y tras un periodo de estabilización, a mediados de agosto el satélite operará a pleno rendimiento. 

De los ocho satélites que el Nuri portaba para poner en órbita tan solo uno - el satélite cúbico Snipe- fracasó en separarse del cohete. En cambio, los tres para estudios atmosféricos ya están listos para empezar a realizar observaciones del clima. 

En cuanto al cohete Nuri, destacaron que su posición y su trayectoria coincidieron con los objetivos de la misión, y presentaron los planes del cuarto lanzamiento, programado para 2025. 

También adelantaron el desarrollo de un vehículo espacial de próxima generación con cinco motores de cien toneladas para aumentar su potencia hasta niveles en gran medida superiores al del Nuri, equipado con cuatro motores de 75 toneladas.

Asimismo avanzaron otro proyecto para poner en órbita un satélite artificial de más de 1.000 kilogramos y enviar un aterrizador a la Luna, que se estima contará con una inversión de dos billones de wones durante la próxima década.

El Instituto de Investigación Aeroespacial de Corea informó que ya están definiendo un plan de actuación para diseñar y construir hasta 2040 un vehículo espacial capaz de satisfacer las necesidades de exploración espacial y la demada de satélites. Como primera meta su objetivo sería intentar pisar la Luna de cara al año 2032. 

Por lo pronto Corea del Sur avanza en cuanto a desarrollo espacial, aunque la distancia que mantiene con los países líderes del sector que ya lograron comercializar prototipos de naves multiusos - como transbordadores- aún es considerable. Por tanto, surge como tarea acuciante acortar esa distancia tecnológica impulsando la participación privada en la industria espacial.