La emancipación nacional de Corea, ocurrida el 15 de agosto de 1945, fue obra misma de la persistente resistencia que desplegó el pueblo coreano contra del yugo japonés. Una vez alcanzado su objetivo, este país comenzó a trazar sus sueños por lograr una nación libre e independiente, volcando esfuerzos en eliminar los restos del colonialismo japonés y encontrar nuevamente su identidad.
El sector musical fue uno de los primeros en volcar esfuerzos por recuperar sus raíces y consecutivamente se hicieron intentos para restaurar la escritura e idioma coreanos. Consecuentemente, volvieron a resurgir los periódicos y revistas publicados en coreano, mientras que en las escuelas se impartían clases de dichas asignaturas.
Después de la emancipación nacional, tuvo lugar el regreso de los coreanos del exterior, que habían sido llevados por el gobierno japonés para trabajar en fábricas y minas. Asimismo retornaron al país los patriotas que habían desplegado el movimiento de resistencia al colonialismo japonés desde el extranjero.
Pero la alegría por la recuperación de la soberanía nacional no duró mucho, ya que tras la emancipación no hubo una independencia plena. Bajo el pretexto de desmantelar a las fuerzas japonesas establecidas en la península coreana, EE.UU. y la Unión Soviética ocuparon este territorio y acordaron dividirlo en norte y sur a través del paralelo 38.
La línea divisoria que trazaron EE.UU. y la Unión Soviética para definir una frontera militar, trajo con el tiempo una fragmentación ideológica que proyectó una oscura sombra en el corazón del pueblo coreano...
