Crónicas de Corea

Open the window of AODLa era de la diversidad cultural

La era de la diversidad cultural

2015-07-21

Lista

En los años 80 soplaban nuevos vientos en el mundo de la cultura. Gracias al esfuerzo de los artistas por romper moldes y límites, la cultura de los años 80 se diversificó y enriqueció enormemente. La Quinta República presidida por Chun Doo Hwan, que llegó al poder reprimiendo violentamente los anhelos de democracia de la ciudadanía, aplacó las críticas que cuestionaban la legitimidad de su gobierno impulsando la industria de la cultura popular, a fin de desviar la atención de la gente de la política. Un gran festival llamado Gukpung 81 arrancó en la Plaza Yeouido de Seúl el 28 de mayo de 1981, a menos de tres meses de inaugurar la Quinta República. El 5 de enero de 1982 se levantó el toque de queda que había regido en el país durante 36 años durante los cinco días de este festival a gran escala, al que acudieron 10 millones de personas. Las calles bullían de actividad aún pasada la medianoche y floreció la actividad comercial de restaurantes y espacios de divertimento. En suma, surgió una nueva cultura de consumo totalmente diferente de la década anterior. Se desarrolló Gangnam, la zona sur del Río Han en Seúl, y la industria del ocio se radicó en esa zona, creciendo con gran rapidez y sin que el gobierno lo impidiera. Al quitar las restricciones creció el consumo y el comercio, lo que trajo consigo un cierto hedonismo decadente, que se expandió en breve por la cultura popular coreana. Al desaparecer el toque de queda, las discotecas - abiertas hasta las 4 de la mañana- se pusieron de moda entre los jóvenes. Al mismo tiempo comenzaron a soplar nuevos vientos en la escena cultural. En momentos en que la cultura extranjera era la dominante, algunos estudiantes universitarios buscaban una nueva forma de expresar tanto sus ideas progresistas como sus anhelos de paz, reunificación y democracia, mediante estilos distintos a la cultura popular existente. Así, esta nueva cultura creada por los estudiantes y el movimiento obrero se expandió en los 80 como una especie de cultura nacional. Era la cultura que predominaba en el ámbito universitario, donde nacieron incontables clubs en donde se componían y cantaban canciones de protesta que hablaban de las dificultades y los dolores de aquellos tiempos. Pero los esfuerzos por denunciar la realidad oculta de la sociedad también fueron grandes en el campo de la literatura. En ese período se publicaron numerosas novelas relacionadas con el movimiento democrático de Gwangju y la represión militar, así como con las manifestaciones estudiantiles y los conflictos laborales. La poesía y la ficción, que antes eran del dominio de los escritores profesionales, pasaron a ser una forma de expresión de obreros y campesinos. Los cambios también se manifestaron en el ámbito teatral. Surgió el llamado “teatro de patio” o madanggeuk, de raíces populares y tradicionales, como género independiente. Asimismo cundió el teatro experimental, el teatro cantado o changgeuk y la danza-teatro. Pero esta tendencia se manifestó también en la música. Las orquestas sinfónicas que interpretaban sólo música clásica empezaron a tocar música tradicional, música pop, música popular y música para películas. Los músicos se entregaron a la búsqueda de las raíces autóctonas y rehusaron imitar y seguir la música occidental. En consecuencia, surgieron numerosos grupos dedicados a interpretar la música tradicional o gugak, y a explorar nuevas formas musicales de fusión, para acortar la distancia con el público. A finales de los 80, con el logro de la democracia, todos estos artistas entraron en la órbita del sistema y la legalidad, y lideraron el gran renacimiento cultural de los años 90. En otras palabras, si la cultura coreana pudo desarrollarse y crecer de múltiples formas en los años 90, fue gracias al movimiento cultural popular y nacionalista gestado en la década anterior, que, impulsado por la democracia, logró encontrarse abiertamente con el público.