Moon Jae In intenta reactivar el diálogo con Corea del Norte
Después de disertar sobre la paz de la península coreana en un foro organizado en Oslo durante su visita de Estado a Noruega, el presidente Moon Jae In expresó su deseo de mantener una cumbre con Kim Jong Un antes de encontrarse con su homólogo estadounidense, Donald Trump, a fines de junio. Así manifestó su determinación de seguir actuando como intermediador entre Pyongyang y Washington, ¿no?
Definitivamente. Cabe recordar que Moon Jae In ha venido jugando un rol de cierta relevancia cada vez que las conversaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos se estancaban, como cuando tomó la delantera y convocó una cumbre imprevista con Kim Jong Un, para impedir que la primera reunión entre el dirigente norcoreano y el presidente estadounidense se esfumara. Esa reunión sorpresa entre los líderes de las dos Coreas tuvo lugar un mes después de su primer encuentro en Panmunjeom, y desembocó en la exitosa celebración de la Cumbre de Singapur de 2018 entre Kim Jong Un y Donald Trump.
¿Entonces lo que busca el presidente surcoreano al desear hablar con el líder norcoreano antes de reunirse con Trump, es conocer primero la postura y los intereses de Corea del Norte para poder mediar favorablemente entre ese país y Estados Unidos?
Eso parece. Aunque obviamente el trasfondo final es ayudar a Pyongyang y Washington a superar sus diferencias, sobre todo en cuanto a desarme nuclear, pues desea que retomen las negociaciones hasta llegar a un acuerdo definitivo. Al respecto, muchos opinan que hechos recientes como la carta enviada por Kim Jong Un a Donald Trump podrían ser interpretados como una buena señal, aunque por ahora sigue habiendo una distancia importante entre las posturas de Corea del Norte y Estados Unidos.
Suponiendo que las dos Coreas llegan a mantener una nueva cumbre “in extremis” antes de la visita del presidente estadounidense a Seúl a fines de junio, ¿qué tanto podría cambiar esa reunión el curso de las negociaciones nucleares?
Quizá ese encuentro no genere un cambio drástico, pero podría ayudar a reanudar un diálogo intercoreano directo, hecho que ayudaría a Seúl a conocer de primera mano las demandas de Pyongyang, de cara a lograr una interlocución más eficaz entre Corea del Norte y Estados Unidos.
Incluso podría ser la antesala de una tercera cumbre entre Trump y Kim Jong Un…
Ese sería el escenario que muchos anhelan, porque no hay que olvidar que el fin último de todos estos esfuerzos es evitar que la situación se complique y nos lleve de vuelta a una escalada belicista, como la de hace un par de años, sin ir más lejos. Ahora el mundo desea ver cómo las partes implicadas se sientan a la mesa de diálogo para retomar las negociaciones nucleares y lograr un acercamiento de posturas sobre los temas más candentes en estos momentos entre Pyongyang y Washington, que básicamente son, por un lado las sanciones internacionales, y por otro las fases o medidas concretas de desarme.