El domingo 14 por la madrugada –hora local-, Corea del Norte realizó sin previo aviso, como en las veces anteriores, el lanzamiento de un misil, que según el país comunista resultó ser todo un éxito. Inmediatamente después, el día 15, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó por unanimidad un comunicado condenando la provocación norcoreana y advirtiendo de la posible adopción de sanciones adicionales en su contra. Por su parte, el Ministerio de Defensa surcoreano reveló en un informe presentado ante la Asamblea Nacional el día 16 que el misil sí logro recorrer la trayectoria programada, con lo cual evalúa que posiblemente sea de un alcance superior al de Musudan, o sea de alcance medio-largo. La prueba balística de Corea del Norte fue detectada a los 2 minutos del disparo, exactamente a las 5:29 de la mañana, por un destructor Aegis del Ejército surcoreano. De acuerdo a la información del radar, recorrió unos 780 kilómetros y llegó a una altitud máxima de 2.100 kilómetros, invadiendo unos 20 kilómetros la zona de identificación aérea de Japón. El ministerio añadió que Corea del Norte forzó el ángulo para probar el misil en altitud, pero que de haber lanzado con un ángulo normal, posiblemente hubiera recorrido entre 4.500 y 5.000 kilómetros. En caso de superar los 5.500 kilómetros se podría decir que Pyongyang posee la tecnología de un misil intercontinental.

Poco después del ensayo balístico, medios estatales de Corea del Norte como la Agencia Central de Noticias confirmaron el día 15 que el nuevo misil ‘Hwaseong-12’ que acaban de desarrollar fue lanzado con éxito, y explicaron que ahora cuentan con la precisión necesaria para instalar una ojiva nuclear y otras tecnologías clave de un misil intercontinental. Al respecto, el Gobierno surcoreano respondió que necesita investigar más para comprobar si las declaraciones del Norte se ajustan a la realidad.

El régimen de Kim Jong Un protagonizó esta provocación tan solo 4 días después de la entrada de la nueva Administración de Moon Jae In en Corea del Sur y un solo día después de que la directora de Asuntos de EEUU de la Cancillería norcoreana, Choi Sun Hee, mantuviera una reunión con ex funcionarios estadounidenses en Europa. Por ello, se califica este nuevo ensayo como una clara señal de que Corea del Norte no tiene la menor intención de abandonar sus ambiciones balísticas, al menos por el momento, y aunque esté dispuesto a dialogar con EEUU y otros países vecinos, desea desarrollar y conservar la tecnología necesaria para atacar al país norteamericano. Sea cual sea la intención de Kim Jong Un, no cabe duda de que la reciente provocación pone a prueba al nuevo presidente surcoreano y a sus políticas dirigidas al Norte. El mismo día en que Pyongyang ejecutó el ensayo balístico el Gobierno convocó una reunión de emergencia del Comité de Seguridad Nacional encabezada por el propio jefe de Estado, donde condenó enérgicamente a su contraparte y dejó en claro que si bien las puertas del diálogo están abiertas, no permitirá las continuas amenazas del Norte al Sur.