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Mientras aumenta de nuevo la tensión entre Pyongyang y Washington, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunió el día 11 a propuesta de Estados Unidos, país que advirtió de que el régimen norcoreano podría volver a las provocaciones, aunque enfatizó que estaría dispuesto a negociar con mayor flexibilidad.

El debate refleja tanto la preocupación como la insatisfacción de Washington ante los recientes ensayos de armas efectuados por Pyongyang, incluyendo una prueba realizada en la Estación Sohae de Lanzamiento de Satélites que el propio régimen norcoreano describió como “muy significativa”.

Durante esa reunión la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Kelly Craft, declaró que los ensayos de misiles de Corea del Norte, independientemente del alcance de las armas probadas, constituyen una clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, además de perturbar la estabilidad regional. No obstante, en paralelo a esas críticas, apostó por retomar el diálogo, y en particular recalcó la disposición del Gobierno estadounidense de mostrar más flexibilidad al negociar con Pyongyang.

La declaración de Craft fue apoyada por otras naciones occidentales, como Reino Unido y Francia. En cambio, China y Rusia afirmaron que para reanudar y acelerar las negociaciones entre Corea del Norte y Estados Unidos deberían relajar primero las sanciones internacionales contra el régimen de Pyongyang, incidiendo solo en la necesidad de que Washington y la ONU adopten medidas concretas para destensar la situación, pero sin aludir en absoluto a posibles provocaciones adicionales de Corea del Norte.

El debate en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU fue el primero convocado por Estados Unidos desde el 22 de diciembre de 2017, también a una propuesta de ese país, en respuesta al ensayo de un misil balístico intercontinental de Corea del Norte.