Un grupo de artistas y un equipo de demostración de taekwondo de Corea del Sur ofrecieron dos actuaciones en Corea del Norte. Los artistas y taekwondistas partieron hacia Pyongyang el 31 de marzo en un avión chárter y volvieron el miércoles 4 de abril. A su regreso, el cansancio se notaba en sus rostros, sin embargo lucieron claras expresiones de satisfacción. El compositor Yoon Sang, que fue el director artístico de los espectáculos comentó que todos -tanto el público como el elenco- quedaron profundamente conmovidos y que en particular, los artistas surcoreanos, y él personalmente, apenas asimilaron la experiencia vivida en Corea del Norte al llegar al aeropuerto de Incheon.
En Pyongyang actuaron nueve cantantes, un grupo femenino de K-pop y un pianista. La primera función la ofrecieron el día 1. Fue un espectaculo protagonizado enteramente por artistas surcoreanos que tuvo como título “Llega la primavera”. Sobre el escenario, interpretaron un total de 26 canciones para el gusto de todas las generaciones. La actuación del domingo 3, por su lado, contó con la participación de un elenco intercoreano. Asimismo el equipo de taekwondo realizó dos demostraciones.
Estos espectáculos fueron un evento organizado en respuesta al espectáculo que ofreció en Seúl la Orquesta de Samjiyon de Corea del Norte con ocasión de los Juegos Olímpicos de Invierno de PyeongChang. Habiendo sido el concierto del cantautor Cho Yong Pil en 2005 la última presentación de un artista surcoreano en Pyongyang, la actuación del 1 de abril fue la primera protagonizada por un elenco sureño al otro lado de la frontera en 13 años.
Lo más destacable, sin embargo, fue la actitud flexible que mostraron las autoridades norcoreanas antes y durante las funciones. Incluso el dirigente de ese país, Kim Jong Un, apareció sorpresivamente en el teatro para disfrutar del espectáculo y luego saludar directamente a los artistas. Fue la primera vez en la historia que un líder norcoreano presenció una actuación de música popular de Corea del Sur; y Kim Jong Un hasta propuso realizar un próximo espectáculo intercoreano para cuando llegue el otoño.
Algo que difirió del pasado fue también la amplia cobertura que dieron los medios de comunicación norcoreanos del evento, difundiendo fotos y vídeos de las presentaciones. Si bien el foco de atención fue la presencia de Kim Jong Un en la presentación, es algo casi sin precedentes que la música y la actuación de artistas surcoreanos fueran divulgadas tan detalladamente entre la población norteña. Asimismo extrañó -de la mejor manera- la conducta del régimen de Pyongyang, que se disculpó sin dilación por las fuertes restricciones de acceso a los periodistas surcoreanos al teatro donde tuvo lugar la primera función, además de brindarles todas las comodidades posibles para el uso libre de internet y de teléfonos móviles.
Este comportamiento guarda gran distancia al mostrado en el pasado por Corea del Norte, que siempre mantuvo una cierta hostilidad hacia la cultura pop del Sur y de Occidente. Sin embargo, este cambio de actitud es interpretado, no tanto como una nueva política de Pyongyang de apertura cultural, sino como un esfuerzo por preservar un ambiente de reconciliación de cara a la cumbre intercoreana, prevista para el día 27 de este mes. Aún así, es innegable que el reciente evento cultural inyectó un aire de optimismo y pacificación en la península.