31º JJOO de Río de Janeiro

“A decir verdad, no pensé que podría revertir los resultados. El marcador estaba en 10 a 14. ¿Quién se iba a imaginar que podía ganar?”. Esto fue lo que dijo el entrenador de la selección nacional de esgrima en los presentes Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, después de que Park Sang Young ganara una medalla de oro en esta disciplina, concretamente en espada individual masculino, tras el combate llevado a cabo el día 10 –hora de Corea- en Arena Carioca 3 del Parque Olímpico. Tras la obtención de la primera presea dorada en esgrima, el entrenador Cho Jong Hyung dijo a los periodistas que es muy inusual que se reviertan los resultados en la última ronda, más si se trata de un enfrentamiento entre un veterano con experiencia en otros certámenes de gran envergadura como son las Olimpíadas y un novato que nunca ha formado parte de un evento de esta magnitud.

Pero nunca hay que decir ‘nunca’ en los deportes, ya que los resultados son difíciles de predecir hasta que llega el último segundo, como ha ocurrido esta vez. El joven esgrimista surcoreano de apenas 21 años, venció al medallista olímpico de Hungría, Gezá Imre, pese a su marcada diferencia en el ranking mundial, en la que el húngaro ocupa el tercer puesto y coreano el 21. El director técnico del equipo nacional de esgrima afirmó que el combate entre ambos fue un ‘enfrentamiento entre la veteranía y la juventud, y como hemos visto, esta vez, la victoria fue para la segunda. Antes del comienzo de los JJOO, muy pocos tenían depositadas sus esperanzas en Park, pues había sufrido en marzo una lesión y tuvo una intervención quirúrgica en el ligamento cruzado. Luego, debido a la rehabilitación, no pudo participar en torneos internacionales y como consecuencia cedió varios escalones del ranking mundial.

Pero en la final de espada masculina individual, la suerte estuvo del lado del joven surcoreano, ya que al húngaro solo le quedaba un punto para colgarse la medalla de oro pero por lo visto se apresuró en terminar el combate, y así terminó dando más oportunidades a su rival. Finalmente fue Park Sang Young quien se adueñó de esta tercera medalla de oro para Corea del Sur en Río. En realidad, esta hazaña no es un milagro, ni se debe enteramente a la suerte, sino que es resultado de un duro entrenamiento y una fuerte voluntad por dar lo mejor de sí. Park antes de viajar a Brasil, dijo en voz alta que su objetivo era claro y preciso: ‘ganar una medalla de oro’. Y estas no fueron meras palabras, con sus acciones demostró que todo se puede lograr si uno lo desea de verdad y se esfuerza hasta el último momento por concretar su objetivo.