31º JJOO de Río de Janeiro

Si bien las dos Coreas atraviesan uno de los momentos más tensos de su historia, los deportistas de ambos países han demostrado que es posible la reconciliación bajo el espíritu olímpico. 

En la ronda final de pistola 50 metros, en la que el tirador surcoreano, Jin Jong Oh confirmó su medalla de oro, el deportista norcoreano, Kim Song Guk, quien se llevó el bronce, se acercó a su contraparte para darle un abrazo de felicitaciones. 

Posteriormente, en una entrevista tras la obtención de la presea, el tirador norteño hizo hincapié que confía en que llegará el día en que el Norte y el Sur podrán competir bajo una misma selección nacional. 

En tanto, durante los octavos de tiro con arco individual femenino, las deportistas surcoreanas y norcoreanas se saludaron e intercambiaron comentarios amigablemente, recibiendo el fuerte aplauso del público por su gesto de fraternidad. 

Estos hechos han servido para demostrar que los Juegos Olímpicos son un escenario de paz, que incluso integra la península coreana dividida en dos hace más de medio siglo.