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Cielos claros para las selecciones de Corea del Norte y Corea del Sur vs. Nubarrones grises para los deportistas de Israel y los países árabes

[Corea a Diario] l 2016-08-15

Aparte de las competiciones deportivas que tienen lugar en el marco olímpico de Río de Janeiro es destacable el ambiente ameno de reconciliación que demuestran los atletas de ambas Coreas. Los deportistas de Norte y Sur hacen que olvidemos, aunque sea por un momento, la tensión que se vive en la península coreana por las intermitentes pruebas nucleares y el lanzamiento de misiles de parte de Corea del Norte. En contraste con el ambiente político, los atletas de ambos países muestran en sus gestos y actitudes que el deporte une más allá de las diferencias ideológicas y la división territorial.
Un buen ejemplo de esto lo tenemos en la simbólica fotografía tomada entre las gimnastas Lee Eun Ju de Corea del Sur y Hong Eun Jung de Corea del Norte. Esta imagen se volvió viral en las redes sociales generando un sinfin de comentarios positivos. El mismo Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, se refirió a la foto de ambas gimnastas como un "gran gesto" que ilustra perfectamente el espíritu olímpico. Por su parte, la agencia de noticias AP elogió el hecho diciendo que aunque políticamente no hay ningún intercambio entre ambas Coreas y la tensión persiste, ambos países se están comunicando en Río.
Pero este ambiente cordial entre los deportistas intercoreanos no solo se da en gimnasia artística, también ocurre en tiro con arco, tiro con pistola, tenis de mesa y otras disciplinas. Los deportistas y entrenadores de ambas partes se saludan amenamente, intercambian comentarios e incluso bromean con respecto a los resultados de las competiciones.
En gran contraste con el inmejorable ambiente que reina entre los atletas de las dos Coreas, entre los de los países árabes e Israel cunde la tensión y la hostilidad. Esto pasa en los estadios, como por ejemplo en el Arena Carioca 2 cuando el yudoca egipcio Islam El Shehaby se negó a darle la mano al israelí Or Sasson, después de que este le ganara por ippon en los octavos de final de la categoría de más de 100 kg; o fuera, cuando deben trasladarse de un sitio a otro, como ocurrió en la ceremonia inaugural, cuando la delegación libanesa se negó a tomar el mismo autobús que el seleccionado israelí.
Estas actitudes negativas han sido recriminadas por el Comité Olímpico Internacional y por los mismos aficionados, que las ven como una negación del espíritu olímpico y de sus principales valores como la paz y la armonía.
En la historia hemos tenido buenos ejemplos del deporte como factor de unión y reconciliación: en 1971 a partir del Campeonato Mundial de Tenis de Mesa celebrado en Nagoya (Japón) mejoraron las relaciones entre EE.UU. y China, llegando finalmente a reanudarse los lazos diplomáticos entre ambos países; o también durante la Copa Mundial de Alemania 2006, cuando Didier Drogba, capitán del seleccionado de Costa de Marfil, instó a su pueblo a que detuviera, aunque fuera por el periodo de este certamen, la cruenta guerra civil; por otra parte, en la edición de Sidney 2000 Corea del Sur y Corea del Norte desfilaron bajo una misma bandera recibiendo el caluroso aplauso de más de 120 mil espectadores.
El deporte debe estar ajeno a las ideologías políticas, las diferencias raciales, de género o cultura. El espíritu deportivo y la solidaridad deben prevalecer sobre las cuestiones de orden sociopolítico.


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