31º JJOO de Río de Janeiro

Están en plena marcha los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Los deportistas están dando lo mejor de sí para mostrar todo lo que han entrenado durante cuatro años y para algunos, incluso durante toda la vida, y si es posible colgarse alguna medalla. En realidad, el objetivo de muchos es comprobar su talento deportivo compitiendo con otros atletas y definir el mejor del mundo según el color de medallas. Pero… ¿saben qué? Si bien muchos deportistas en este certamen sueñan con ganarse una presea, hay otros tantos que se conforman con haber participado y haber tenido esta grandiosa oportunidad de representar a su país y compartir escenarios deportivos con otros jugadores del mundo.

Al menos este es el caso de varios miembros de la selección surcoreana en estos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Ham Sang Myeong es el único deportista del plantel nacional de la presente edición en la disciplina de boxeo. Este joven de 21 años perdió con su rival en los octavos de final de 56 kilogramos. Acabada la pelea, lo primero que hizo fue saludar al público que lo alentó y después afirmó que no se sentía mal por no haber ganado una medalla, pues estaba muy satisfecho de formar parte de este encuentro deportivo, y que este hecho había servido para superar sus propios límites.

Lo mismo ocurre con ciclismo, piragüismo o remo, entre otras disciplinas, que son modalidades en las que a Corea todavía le queda mucho camino por recorrer. Si bien pudieron formar parte de estas Olimpíadas, como era de esperar, los resultados fueron bastante pobres. Al respecto, los integrantes de estas disciplinas sostienen que su objetivo no son las medallas, sino dar a conocer a los coreanos que hay diferentes tipos de deportes y si la gente pone más interés en ellos y los apoya, seguirán haciendo todo lo posible para cosechar mejores frutos en otras competiciones venideras.

Como vemos en estos ejemplos, el espíritu olímpico no se basa solo en competir y ostentar ante el mundo que se es el mejor, sino también a comprometerse a realizar juegos limpios, por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos, y aprovechar el certamen para una mayor integración de la comunidad internacional, apartándose aunque sea temporalmente de los conflictos ideológicos, políticos, sociales y religiosos.