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Las transacciones de criptomonedas superan en volumen a las operaciones de la Bolsa de Valores de Corea del Sur. Claramente existe un furor por esos activos, fenómeno que no solo se observa en este país, sino a nivel mundial, y conlleva por lado preocupaciones por una burbuja inversora y opiniones a favor de la necesidad de una regulación más estricta, mientras que por otro lado hay quienes alegan que es irracional que el Gobierno gestione las transacciones de esas divisas digitales, en un principio creadas para lograr la descentralización monetaria.

Un dato que refleja más nítidamente la actual fiebre por las criptomonedas es la astronómica subida que experimentó Aronawa, un token que empezó a cotizar en las casas de cambio de monedas virtuales de Corea del Sur el día 20, cuyo precio pasó de 50 a 53.000 wones en apenas media hora tras comenzar las operaciones, registrando un aumento de 110.000%. Un porcentaje casi irreal, pero que se dio para sorpresa de los inversores.

A nivel internacional, la criptomoneda que llama más la atención es dogecoin, creado “en broma” por unos desarrolladores de software en 2013 y que el 16 de abril, gracias a un comentario de Elon Musk, el CEO de Tesla, triplicó su precio en menos de 24 horas. Así, la divisa virtual alcanzó un valor cotizado de más de 50.000 millones de dólares en total, superior al de los mayores bancos de inversión del mundo como Barclays, Lloyds o Credit Agricole.

El mercado surcoreano de criptomonedas se ha multiplicado varias veces solo en lo que va de 2021. Por ejemplo, el valor de los altcoins, que es como el mercado llama al resto de las criptomonedas aparte del bitcóin, se quintuplicó, mientras que el dogecoin, que apareció en las listas de transacciones con un precio inicial de 65 wones, subió hasta 467 wones. Por supuesto, la subida deriva del aumento de las inversiones particulares en bitcóin y del subsiguiente interés general por las divisas virtuales como nuevo destino de inversión.

No obstante, pese a este furor, la gestión de la seguridad de las operaciones con esos activos esté actualmente a cargo de bancos privados, y puede conllevar “efectos secundarios” como lavado de dinero con criptomonedas, especulación ilícita, fraudes piramidales o estafas de inversión. Además, la volatilidad de esos activos es muy elevada.

En este contexto, el Gobierno anunció que hasta junio llevará a cabo un control especial sobre operaciones ilegales con criptomonedas, considerando el aumento de riesgo de lavado de dinero u otras operaciones ilegales, ante la abrupta subida de valor de esas divisas virtuales.