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El Gobierno decidió acoger a afganos que colaboraron con Corea del Sur en la situación de extrema inseguridad desatada en esa nación de Asia del Sur, además de otorgar la residencia especial por razones humanitarias a aquellos que ya se encuentran en el país. Conforme a tal decisión, esta semana llegaron a Seúl y fueron ubicados en una instalación gubernamental las personas evacuadas de Afganistán.

En tanto, el 25 de agosto, el Ministerio de Justicia anunció que permitirá residencia por razones humanitarias a 434 afganos que permanecen actualmente en territorio surcoreano con permisos de estancia prolongada y a corto plazo, considerando la inseguridad en su país de origen por la toma de poder de los talibanes. Se incluyen en este grupo 72 que tienen condición de ilegales tras vencer sus visas y 169 cuyo permiso de residencia presenta un plazo de menos de seis meses.

Las autoridades competentes detallaron que a los afganos que deben abandonar Corea debido a dificultades de renovar sus visas, si desean quedarse, les concenderá estatus especial de residencia para que puedan alargar su estadía o conseguir trabajo en el país.

Un día después de este anuncio, el jueves 26, llegaron a Corea del Sur afganos que colaboraron con entidades surcoreanas en Afganistán, en una operación sin precedentes efectuada por el Gobierno para evacuar a extranjeros de una zona en conflicto y acogerlos en territorio nacional. La decisión de traerles a Corea fue tomada al pedir ayuda esas personas, alegando que sus vidas corren peligro en Afganistán, ahora controlado por los talibanes, por haber trabajado para Corea y cooperado con extranjeros. Al respecto, las autoridades de Seúl explicaron que darles amparo es una medida obvia, pensando en la responsabilidad moral que Corea tiene con esa gente, así como en el elevado estatus del que goza el país a nivel internacional y las obligaciones que le corresponden por ello como Estado que promueve los derechos humanos.

Sin embargo, la opinión dentro de la sociedad surcoreana es diversa sobre la llegada de afganos, así como respecto a los criterios que tiene el Gobierno para conceder la residencia por razones humanitarias. En particular, existen voces que abogan por mejorar y actualizar dichos criterios, que actualmente son confusos y no establecen marcos de apoyo para las personas con tal permiso, que debido a su inestable condición atraviesan dificultades al conseguir trabajo.

La residencia por razones humanitarias es un mecanismo complementario a favor de aquellas personas cuya vida o libertad se ve amenazada por situaciones antihumanitarias; sin embargo, no satisfacen los requisitos para ser reconocidos como refugiados.