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Moscú ha proclamado que no exportará energía a países que se unan a la campaña liderada por Estados Unidos para poner un precio límite a las exportaciones de petróleo ruso. El anuncio ha caído como bomba sobre las naciones que dependen de las importaciones para suplir la demanda energética nacional. Entre ellas se incluye Corea del Sur, donde el nerviosismo por un posible empeoramiento de los niveles de oferta y demanda de energía se agudiza, máxime tras decidir tentativamente el Ejecutivo de Seúl participar en el sistema de precio tope a crudo ruso. 

La iniciativa de poner un límite al precio del petróleo ruso surgió en el marco del G7 y la activación de dicha medida fue acordada por los ministros de finanzas de los estados integrantes del Grupo de los Siete. Lo que intentan es limitar las ganancias de Rusia mediante un control más estricto del precio de sus exportacionse energéticas. Según anticipó el G7, dicho límite entrará en vigor el 5 de diciembre, en sintonía con la prohibición de la Unión Europa de realizar importaciones de crudo ruso. 

Una vez más, Corea del Sur está en una posición muy incómoda, aunque por lo pronto parece no tener más alternativa que apoyar ese tope al petróleo de Rusia, considerando la alianza que mantiene con Estados Unidos, sus relaciones de cooperación con la OTAN y los recientes cambios en la esfera internacional. Sin embargo, inquietan las amenazas de Moscú contra los países alineados con la postura del G7, más después de la declaración que esta semana realizó un alto cargo del Gobierno ruso, aludiendo a Corea y advirtiendo de graves consecuencias si Seúl apoya dicha limitación de precios, al verse presionado por Washington para integrar  un “cártel de compradores” contra el petróleo de Rusia. 

En cualquier caso, los más optimistas vaticinan que el impacto de esta “guerra energética” contra Corea no será tan elevada, pues respecto al total de las importaciones de energía, el porcentaje del crudo ruso disminuyó del 5,5% al 1% entre enero y mayo de este año por la guerra en Ucrania, mientras que la proporción de gas ruso oscila entre un 5% y un 6%. En el caso del petróleo, Corea del Sur importa un 73% de Oriente Medio, pero pese a todo, no se pueden descartar imprevistos, pues si Rusia restringe las exportaciones, habrá un mayor desequilibrio de oferta y demanda energética a nivel mundial, y eso generará un nuevo repunte en los precios de energía.