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El comportamiento de los bonos gubernamentales de Estados Unidos ha sido en los últimos meses una de las noticias económicas más seguida en el mundo. Después de desplomarse por el impacto del coronavirus, la rentabilidad de los bonos estadounidenses ha aumentado notablemente respecto al pasado octubre, mostrando una escalada inusual, vista en pocas ocasiones durante las últimas dos décadas. 

Los bonos soberanos son considerados un activo seguro. Por esta razón, el dinero fluye en tiempos de crisis a valores refugio como los bonos gubernamentales, lo que se traduce en una mayor demanda y un menor retorno. Con la mejora de las expectativas económicas, en cambio, sucede lo contrario, ya que los rendimientos de los bonos son más altos, producto del traslado del dinero en busca de mayor rentabilidad. La tendencia al alza actual de los rendimientos de los bonos de Estados Unidos se interpreta como una señal de recuperación económica por el avance de la vacunación. Sin duda, es una buena noticia que favorecerá el consumo, pero en la otra cara de la moneda preocupa que aumente la inflación. Ante el temor de una repentina subida de precios, los bancos centrales de todo el mundo ya han empezado a hablar de posibles subidas de tipos de interés para combatir una inflación acelerada. El retorno de los bonos de Corea también ha subido en consonancia a los bonos del Tesoro de Estados Unidos. Si bien el banco central de Corea  considera prematuro hablar de subidas de tipos, algunos expertos consideran inevitable subir el precio del dinero si la tendencia ascendente de los bonos estadounidenses aviva la inflación. Aumentar la rentabilidad de los bonos puede provocar una subida de tipos, y eso preocupa porque endeudarse será más caro, y afectara negativamente al consumo y a las inversiones empresariales. Las empresas tendrán más dificultades para realizar inversiones y explorar nuevas industrias. También, preocupa un mayor aumento en la deuda de los hogares, empresas y Gobierno del país. Una subida de tipos puede generar cierta alarma, poner en peligro la recuperación y elevar la carga financiera para los agentes económicos en general.