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El aumento generalizado de precios en Corea desata preocupación. Según la Oficina de Estadísticas, el índice de precios al consumidor subió en abril un 2,3% interanual, por encima del objetivo marcado por el banco central del 2%, registrando la tasa más elevada en tres años y ocho meses. El despertar de la inflación supone no solo mayores costes para la economía, sino que también obligará a las autoridades monetarias a elevar los tipos de interés. Además del petróleo, los precios de productos agrícolas, ganaderos y pesqueros registraron una subida interanual de un 13,1% en abril, registrando un crecimiento de dos dígitos por cuarto mes consecutivo, mientras que el precio de las viviendas alcanzó el mayor nivel desde diciembre de 2017. La actual presión inflacionaria deriva de factores internos y externos, como la subida del crudo y las compras masivas, tras un periodo de consumo reprimido del coronavirus. En tanto, los productos agropecuarios subieron los últimos meses por el brote de gripe aviar, las inundaciones y las olas de frío invernal que afectaron al país.

Las autoridades coreanas afirman que la subida de los precios será transitoria, pero crece el temor ante los pronósticos de que se mantenga por un periodo de tiempo, a raíz de la suba del crudo y el efecto rebote tras la crisis sanitaria del coronavirus. Además, se prevé que la demanda de productos derivados del petróleo aumente al despegar las campañas de vacunación en el mundo, pues facilitará la reanudación de los viajes y la movilidad, mientras que la producción se verá impulsada por las llamadas “compras de venganza”, es decir, a la tendencia a consumir como recompensa por no haber podido comprar durante la pandemia. Corea no es el único país que ha experimentado una subida generalizada de precios durante los últimos meses. La inflación en Estados Unidos se disparó hasta el 2,6% en marzo, respecto al mismo periodo de 2020. En este contexto, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dejó entrever una revisión al alza de la tipos para enfriar el mercado, tras los billones de dólares inyectados por Washington para reactivar su economía. Si Estados Unidos sube el precio del dinero, el Banco de Corea se verá obligado a seguir sus pasos para evitar una salida masiva de dinero en busca de mayor rendimiento. Una subida de tipos de interés puede arrastrar la recuperación actual de la economía coreana y afectar de manera negativa a la deuda de los hogares, que ya supera el 100% del PIB, así como a los sectores y empresas más endeudadas.