ⓒ YONHAP News

La nueva variante ómicron del coronavirus se ha expandido por todo el mundo y ya ha sido detectada en varios países en los seis continentes desde que fue reportado el primer caso el 24 de noviembre en Sudáfrica. Si bien aún es pronto para saber qué tan contagiosa o grave es la nueva variante respecto a las cepas anteriores, ha generado gran incertidumbre y volatilidad en la economía global. La aparición de la nueva variante ómicron genera el temor de volver a las medidas de confinamiento, como adoptar nuevas restricciones de distancia social y cierres temporales de fábricas, entre otros. Los mercados de valores de prácticamente todo el mundo sufrieron un desplome a raíz de estos temores. La Organización Mundial de la Salud (OMS) bautizó el 27 de noviembre a la nueva variante del coronavirus con el nombre de ómicron y la calificó como preocupante. Aunque todavía se desconocen muchos aspectos de la nueva cepa, algunos expertos sospechan que es más contagiosa que la delta ya que en su proteína de pico se han hallado 32 mutaciones. El mayor temor es que sea más peligrosa y escape a la inmunidad de las vacunas, generando un riesgo relevante para la economía mundial que comenzaba a ver la luz al final del túnel del COVID-19. Ensombrecido el panorama a futuro, algunas entidades estiman que la economía mundial crecerá un 4,2% para el 2022, 0,4 puntos menos que los pronósticos anteriores, si esta nueva variante resulta ser más transmisible que la delta. El escenario más optimista sería que ómicron fuera algo más contagiosa, pero que los infectados tuvieran síntomas leves y no repercutiera en la inflación. De ser así, se pronostica que podría impulsar el crecimiento de la economía mundial. Por otro lado, ha algunas agencias que lo ven como un riesgo para la inflación, al margen de su gravedad. Si la variante es más grave impactará en las cadenas de suministro, provocando una subida de precios. Y si no, será posible alcanzar inmunidad de rebaño y ver más gente en las calles, lo que a su vez se traducirá en una mayor demanda y presión inflacionaria. Así las cosas, el futuro dependerá de la transmisibilidad y virulencia de la nueva cepa, así como de su impacto sobre la inflación.

El 2021 fue un buen año para las exportaciones. De hecho, en noviembre registraron un incremento interanual del 32,1%, marcando un máximo histórico al superar por primera vez los 60.000 millones de dólares. Al respecto, las autoridades coreanas estiman cifra récord en comercio exterior para este año. Pero la incertidumbre que envuelve el escenario mundial por la nueva variante del coronavirus ha ensombrecido el optimismo económico, pues podría obligar a endurecer las restricciones internacionales para contenerla. Dicho de otro modo, podría traducirse en más confinamientos y cierre de fronteras que afectarían tanto a las exportaciones como a las importaciones, así como a las cadenas de suministro global. Los expertos piden mantener la calma hasta conocer la eficacia de las vacunas contra ómicron, hasta saber qué riesgo o gravedad entraña.